Miguel de Cervantes dijo: “Puede haber amor sin celos, pero no sin temores”.

La filofobia es una palabra que proviene del griego, de la unión de: philos (amor), y de phobia, (miedo). Es decir; miedo a enamorarse.

Las personas que sufren esta fobia específica sienten auténtico pánico ante la idea de llegar a conectar emocionalmente con otra persona que puede llegar a ser su pareja. Temen abrirse y ser transparentes con sus sentimientos. Pueden llegar a sostener una verdadera ansiedad ante esta situación durante mucho tiempo, sólo ante el hecho de pensar que hay posibilidades de crear un fuerte vínculo emocional con esa otra persona.

Sólo imaginar que puede existir AMOR entre ellos, más allá de la relación de amistad o sexual, el miedo se apodera de ellas.

Son personas que no tienen ilusión por enamorarse ni esperanza en que esa relación pueda ir bien. Así que, se van al otro extremo y experimentan el desamor; un sentimiento dramático producido por un desengaño, una frustración de las expectativas personales respecto la persona de la que se ha enamorado y pérdida de confianza en una persona que no le corresponde de igual manera.

 

¿Cómo se manifiesta la filofobia?

El miedo al compromiso es un problema común que afecta a muchas personas en sus relaciones personales y profesionales. Se manifiesta de diversas maneras:

  • Evitan constantemente situaciones que sospechen puedan significar el inicio de una relación amorosa.
  • Ponen excusas para no tener una cita.
  • Justifican las pocas ganas de iniciar una relación buscando defectos en la otra persona.
  • Tienen dificultad para tomar decisiones importantes.
  • Sabotean relaciones exitosas por miedo a que más tarde se rompan; provocan discusiones aunque, a veces, de manera incosciente.
  • Pensar en una relación romántica les causa ansiedad; sudores, palpitaciones, ataques de pánico, desórdenes intestinales…
  • Se fijan en personas inaccesibles (ya tienen pareja, carácter incompatible, proyectos de vida diferentes…) para trasladar la responsabilidad del problema a otras personas, creyéndose que han tenido mala suerte o que su destino es no tener pareja.
  • Evitan cualquier conexión emocional, sobre todo; enamorarse, para tener el control de sus emociones y sentirse seguras.
  • Mantienen relaciones simultáneas de poca implicación emocional para no llegar a sentirse abandonadas.
  • Rechazan antes de ser rechazadas o Abandonan antes de ser abandonadas.

 

¿Cuál puede ser su origen?

Existen diversos estudios que demuestran que el miedo al compromiso se origina en la infancia. Las heridas de la infancia son cinco; el Rechazo, el Abandono, la Humillación, la Traición o, la Injusticia. Si una persona ha sufrido alguna de estas heridas en su infancia, consciente o inconscientemente, y no la ha sanado, se verá reflejada en su edad adulta de múltiples formas. Pero hablar de estas heridas me llevaría mucho tiempo, analizando cada una de ellas, así que, si te interesa este tema, escríbeme y te hablo más extensamente.

Yo explico que los miedos son como una bomba de relojería (de las antiguas). Se instalan en tu cuerpo a muy corta edad cuando ocurre algo en tu realidad que percibes como peligroso y atemorizante, así que allí se quedan silenciosas hasta que un día, cuando ya eres adulta, ¡BOOOOOM! Explota porque tu mente ha relacionado un hecho actual con uno pasado que está almacenado en lo más recóndito de tu cerebro. Ese hecho es el detonante, pero no el origen.

Algunos detonantes pueden ser: relaciones fallidas, traumas emocionales, problemas de autoestima, inseguridad o falta de confianza en ti misma.

Independientemente de la causa, el miedo al compromiso, en cualquiera de sus modalidades (afectiva, familiar, social o laboral), tiene un impacto negativo en la vida de la persona que lo sufre; limita su capacidad para alcanzar sus metas y objetivos, y frena el avance hacia la materialización de sus sueños.

 

¿Cómo superar esta fobia?

Si no se trata, la filofobia puede conllevar sensaciones psicológicas y emocionales como; ataques de pánico, estrés, ansiedad, taquicardias, confusión mental, inquietud, mareos y también físicas; rigidez, sudores, tensión muscular.

Es posible superarla, siguiendo estos pasos:

  1. Reconocer que tienes miedo al compromiso y Aceptarlo.
  2. Identificar su origen, qué experiencia pasada te ha llevado a desarrollar este trastorno de ansiedad, para evitar repetir el patrón conductual en las relaciones siguientes.
  3. Expresa tus miedos: verbaliza que te sucede, habla con personas de tu confianza y explícales qué te pasa, cómo te sientes y por qué. Te puede ayudar a ver la situación desde otro punto de vista, más positivo y comprendiendo que es una situación transitoria. No bloquees tus emociones. Si no puedes hablarlo, escríbelo y busca una solución para hacerle frente.
  4. Date tiempo para adaptar tu mente a los cambios.
  5. Exponte al miedo: la única manera de superar un miedo es afrontándolo. Así que te toca actuar; ten contacto emocional con otras personas para que ese recuerdo negativo vaya desapareciendo poco a poco.
  6. Aprende técnicas de gestión emocional: Vive el presente, disfruta del momento, aquí y ahora, relájate escuchando música, practicando yoga o Mindfulness, baila, canta, dibuja, ríe… No dejes que tu mente anticipe el futuro. Céntrate en tu cuerpo; ¿Qué sientes? ¿en qué parte de tu cuerpo lo sientes? ¿Te gusta esa persona? ¿Qué te hace sentir? Deja que las cosas fluyan. Disfruta tus relaciones sin pensar en qué pasará mañana y aprende de la relación, día a día.
  7. Pide ayuda: acude a un psicólogo o coach especializado en esta fobia, que te proporcione herramientas y estrategias para superar el miedo al compromiso y aprender a tomar las mejores decisiones para ti. Te enseñará a identificar tus miedos y preocupaciones y a desarrollar un plan de acción para afrontarlos. Trabaja con ellos tu autoestima y autoeficacia para minimizar los efectos de tus miedos y aprender también, a comunicarte de manera asertiva para disfrutar de relaciones saludables y duraderas.

 

Otros compromisos que asustan.

El miedo al compromiso, como has podido observar, proviene de experiencias pasadas y su origen es, principalmente una herida emocional sufrida normalmente en la infancia, aunque también puede suceder en la adolescencia. Esta herida es una cicatriz que se graba en tu mente, igual que las cicatrices del cuerpo. Puede ser tuya o heredada. Observa qué mujeres de tu familia sufren los mismos miedos que tú o, se comportan igual ante situaciones semejantes. Esa es la pista para saber si es tuya o no.

Estas heridas emocionales pueden afectar no sólo a las relaciones de pareja, sino también a relaciones familiares o laborales.

Cuando una persona se siente heridas por una relación, sea afectiva o laboral, eso influye en su presente y en como proyecta su futuro si no es capaz de gestionar las emociones negativas y pensamientos rumiantes que acuden a su mente.

En el entorno familiar-afectivo. Si han sufrido una ruptura de pareja y consiguen superar ese miedo a la relación amorosa, pero no han tratado todas las áreas de su vida que se han visto afectadas, como puede ser; sentirse dolida por el “abandono” de su familia política o el desapego de sus sobrinos, cuñadas o suegra, o, sentirse abandonada por las amistades comunes, suelen evitar “comprometerse” con la nueva familia política y amistades de su pareja para no volverse a sentirse solas. No interactúan mucho o no se “encariñan” demasiado con su nueva familia para sentir menos dolor emocional si esa relación no llega a funcionar.

Esta misma situación puede darse cuando se quiebra una amistad. La sensación de vacío, de abandono, de soledad, de injusticia, de rechazo… es tan dolorosa como la que se sufre ante una ruptura amorosa.

Igual sucede en una relación laboral. Si la persona ha sido despedida o ha sufrido acoso, mobbing o burnout en un trabajo, al encontrar un nuevo empleo, sufrir un cambio de entorno o de jefes, provoca los mismos síntomas y comportamientos. En este caso la mayoría de las personas que sufren este miedo irracional:

  • evita el contacto estrecho con sus compañeros y superiores para evitar ser dañada nuevamente,
  • se dedica única y exclusivamente a desempeñar su trabajo,
  • se aísla; intenta realizar trabajos solitarios que no impliquen colaborar en equipo o, si tiene que hacerlo, interactúa lo mínimo para no ser juzgado y evitar demasiado contacto,
  • no crea nuevos lazos que se puedan romper,
  • desconfía de las intenciones de casi todos,
  • no interrelaciona con sus compañeros; evita hablar con ellos de cualquier tema personal y no comparte espacios de recreo o comidas de empresa,
  • y, puede llegar a sentir que le cargan de trabajo y no la valoran ni tienen en cuenta, pero no dice nada.

 

Conclusiones.

Recapitulando, el miedo al compromiso es un problema común que puede tener un impacto negativo en la vida de una persona y no se refiere sólo a las relaciones de pareja sino que abarca también a la relación con la familia y las amistades de la pareja.

También hemos visto que el miedo al compromiso tiene un significado amplio y puede abarcar cualquier “compromiso” que los seres humanos adoptamos con otras personas, así que puede afectar de igual modo a nuestro entorno familiar, social y laboral.

Sin embargo, trabajar con un profesional (psicólogo, coach) te ayudará a superar este miedo, aprender a tomar las mejores decisiones y actuar conscientemente. Con el apoyo y la orientación de una profesional especializada en fobias, una persona puede superar sus miedos y alcanzar una vida más satisfactoria y plena.

A los miedos les encantan los sueños. No dejes que te roben los tuyos.

Si te has sentido identificada algo de lo que has leído y necesitas ayuda, puedes contactar conmigo y hablamos de lo que te preocupa.

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