La pandemia por el COVID-19 trajo consigo muchos miedos; a la muerte, a la enfermedad, a la soledad, a los hospitales, a las pruebas médicas…
Algunas personas han logrado seguir con su vida con normalidad, otras, tienen secuelas. Unas por haber perdido a algún familiar o haber sufrido la enfermedad, otras por MIEDO a enfermarse o que enfermara alguien de su entorno.
Pero, el MIEDO siempre ha existido. Y siempre nos acompaña. Todas las personas, en algún momento de nuestra vida, hemos sufrido algún tipo de miedo; una fobia específica, miedo al rechazo, miedo al abandono, miedo al qué dirán, miedo a ser juzgada, miedo a …. No podría enumerarlos todos aquí. Hay tantos miedos como sentimientos negativos podamos tener cada uno de nosotros.
No todo el miedo es malo. Aquél que nos avisa de un peligro real, debemos escucharlo. Cómo por ejemplo el miedo a quemarte si pones la mano sobre el fuego. Si no tuviéramos ese “amigo” en nuestro cerebro que nos avisa de que una exposición prolongada al fuego es peligrosa, acabaríamos quemándonos.
El miedo irracional, dejándote llevar por pensamientos negativos, sin actuar para pararlos e intentar transformarlos, es el que tenemos que vigilar. Escucharlo pero prestando atención a si ese miedo es real o lo inventamos en nuestra mente y aprovecharlo para tomar impulso y accionar.
No es valiente quien no tiene miedo, sino quien a pesar de él, toma las riendas y actúa.
La mayoría cree que la cara opuesta del AMOR es el odio. Pero, déjame decirte que no es así; lo contrario al amor es el MIEDO. Así que, con miedo, te estás negando el amor a ti misma y a los demás.
Con miedo tomas malas decisiones. Seguro que has escuchado eso de que no “respondas en caliente” sino cuando la situación (o, mejor dicho, la emoción) se ha enfriado, cuando has madurado la decisión y has observado y analizado todos tus pensamientos. Lo mismo pasa con el miedo irracional, con las FOBIAS.
Para tomar las mejores decisiones en cada momento, serénate. Si crees que vas a paralizarte o reaccionar de una manera que no es la habitual en ti; para, reflexiona, concéntrate en tu respiración y calma tus pensamientos. Así lograrás tranquilizar tu corazón y evitarás esas sensaciones fisiológicas incómodas (sudores, temblores, malestar estomacal, etc.).
El miedo deja una cicatriz en tu cerebro que se vuelve a abrir en las situaciones más inesperadas y, si no la tratas, de la misma manera que curarías una herida en tu cuerpo, puede acabar convirtiéndose en una enfermedad, ya que tu cuerpo somatiza tus emociones.
Te comparto 6 consejos súper sencillos para que puedas sobrellevar tus miedos:
- Acepta que tienes miedo.
- Ponle un nombre a tu miedo, descríbelo.
- Da un pequeño paso cada día que te ayude a superarlo y te acerque a esa vida que quieres.
- Concéntrate en el aquí y el ahora: Respira. Observa. Escucha. Practica Mindfulness. Medita…
- Centra tu atención en pensamientos positivos del día o en recuerdos agradables.
- Acepta que fallarás. El fracaso es parte del éxito. Es el único camino para alcanzar tus metas.
Y, recuerda: Tus miedos determinan qué aceptas, qué permites, qué toleras y a lo que te resignas. No permitas que tus miedos te dominen y te impidan llevar la vida que sueñas y te mereces. Conquista tu mente y serás la dueña de tu vida.
Te invito a ver el vídeo donde hablo un poco más extensamente sobre este tema y dónde comparto un ejercicio que te ayudará a alejar esos pensamientos negativos de tu mente para lograr un mayor bienestar y, te explico el impacto que tienen los miedos en determinados órganos.